El Mensaje de la Divina Misericordia.
Preparación al mundo para el Gran Aviso,
que precederá la Segunda Venida
de Nuestro Señor Jesucristo
La propagación de la devoción a la Divina Misericordia
«Siempre que quieras agradarme, habla al mundo de Mi gran e insondable misericordia (164). Habla al mundo de Mi misericordia para que toda la humanidad conozca la infinita misericordia Mía. Es una señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo, que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia, se beneficien de la Sangre y del Agua que brotó para ellos (848). Para castigar tengo la eternidad y ahora estoy prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita. Hija Mía, secretaria de Mi misericordia, no sólo te obligo a escribir y proclamar Mi misericordia, sino que impetra para ellos la gracia para que también ellos adoren Mi misericordia (1160). Escribe, habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia» (965).
«A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa [protege] a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso (1075). Todas las almas que adoren Mi misericordia y propaguen la devoción invitando a otras almas a confiar en Mi misericordia no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi misericordia las protegerá en ese último combate... (1540). A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen» (1521).
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